La génesis de la familia Gutiérrez Barrales

Un bordado especial: La génesis de la familia Gutiérrez Barrales

Este cuadro bordado por las manos y la creatividad de una mujer campesina de la localidad de Copiulemu, representa la génesis de la familia Gutiérrez- Barrales.

Mi padre don Andrés Avelino Gutiérrez Venegas nació en la ciudad de  Lebu el 20 de Junio de 1907 e ingresó al cuerpo de carabineros el año 1929. De Santiago regresa a Concepción y fue enviado a custodiar a una familia inglesa de apellido Channie, compuesto por 5 damas y un varón.

La mayor parte del día Avelino hacía ronda alrededor de la casona y parte de los jardines, huertas y quinta de frutales. Muy cerca del lugar estaba el río Raqui (de raki =bandurria en mapudungun).

Mi madre, doña Andrea del Carmen Barrales Alé, nacida en el pueblo de Arauco el 16 de enero de 1909, vivió parte de su niñez y adolescencia entre Curaquilla y Arauco. Ya jovencita se fue a casa de sus padrinos de bautizo, don Pedro Márquez y su señora María Suárez, quienes tenían una sastrería de renombre en el pueblo de Arauco. Ahí ella adquirió un oficio, aprendió a hacer “trajes sastre para damas”.

En el verano de 1928 la joven Andrea fue al campo a ayudar a doña Elisea, su madre, para atender los quehaceres domésticos de la casa. Especialmente tuvo que hacer los almuerzos para los hombres que estaban trabajando las chacras en un terreno de Raqui que el abuelo Alfredo arrendó, pues en ese entonces había una gran demanda de la adquisición de los frutos del país de parte del Estado de Chile, para enviar a Europa y zanjar la hambruna en ese continente que estaba ad porta de la segunda guerra mundial.

Las mujeres de la casa acostumbraban llevar el almuerzo en carreta a los lugares donde estaban los hombres. En uno de esos viajes Andrea trató de cruzar sola el rio, pero la corriente de las aguas impidió que el bote abandonara la rivera. Y ahí apareció el joven Avelino para brindarle su apoyo. Y así, entre tantos viajes, floreció el amor de estos dos jóvenes, que llegaron al Registro Civil el 6 de marzo de 1930 para formar una nueva familia.

Bueno, esta pequeña historia familiar se la relaté a la artesana Sra. Elena Hidalgo de Copiulemu (bosque de copihues) en el año 1985. Me gustó mucho la idea de tener la historia de mi familia contada por las manos de una mujer campesina. La propuesta que le hice fue que el río bajara y en su rivera fueran apareciendo los seis hijos, junto a los hijos muertos, (uno falleció a los dos años y el otro a los 15 años de edad), los cuales no conocí. Pero la Sra. Elena me corrigió diciendo que las raíces y las semillas brotan desde la tierra, la historia se cuenta desde la raíz a los frutos.

Y así se bordó.

Dentro de un ingenuo, bello e imaginario paisaje campesino pleno y vital, se van mezclando la descendencia germinada junto a las flores, aves, animales y árboles. Fernando, el mayor, el inquieto, cazando mariposas, Ema, siempre silenciosa alimentando las aves, Manuel, el andariego escalando cerros, Carlos, el intelectual siempre leyendo, Sylvia, la vanidosa peinado su cabello y Alfonso jugando a la pelota. Los dos hermanitos ausentes, nuestros angelitos, cuidándonos y protegiéndonos desde siempre. 

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