Chascarro en la noche de San Juan
La Guagua entre los chochos
Contaba don Patricio Castro, más conocido como “Castrito”, que cuando era joven, allá
por el año 1920, y vivía cerca del fundo El Calabozo. Donde todas esas tierras estaban
llenas de matas de chochos y prácticamente no andaba ni un alma por ahí.
Recordaba “Castrito” que un día 23 de Junio -de no sé que año- salió de su trabajo, en
las minas de Coronel, como a las cinco de la tarde, rumbo a su casa. Por el camino,
decidió pasar a servirse una cachá1
de vino con harina, como de costumbre. Luego,
montó su caballo, que lo dejaba ensillado junto al horcón de la cantina, y se fue a casa,
donde su madre lo esperaba.
“…Montao en mi caballo y con la mente ocupa, iba‘l trotecito lento cuando d’ un
repente sentí el llanto d’ una guagua”. ¡Bendito sea el cielo me dije pa’ mí a ‘entro!,
alguna bribona vino a parir por aquí y dejó abandonado al guachito…. -y mientras decía
esto me acerque al lugar por ’onde salía el llanto- cuando encontré sobre una mata ‘e
chocho una guagüita engüelta con pañales blancos. Entonces, me agaché, y la tomé
embrazo pa’ llevármela pa’ la casa. La sujeté juerte porque el caballo se me encabrito,
pero logré calmarlo un poco. Miré a la guaguita….y como que se comenzó a reír y le
vide un dientecito, ¡ay! -dije yo-, miren que guagüita tan crecía ya tiene diente….y
entonces la guagua me contestó: …y muela tamién…..
¡¡¡ Creo en Dios paire –dije-, y la tiré lejo…. porque era el mesmito diablo, señorita por
Dios….!!!, y salí disparao a mata caballo.
Este relato y otros más lo recibí de Don Patricio Castro, hombre muy inteligente y con
mucho éxito entre las señoritas por su recia estampa y mirada penetrante. Ejerció
muchos oficios: minero, carpintero, agricultor y jardinero, está última era una función
que desempeñaba en forma esporádica en mi casa, en el invierno de 1990.